19 Ene ¿Sabes a qué influencers siguen tus hijos/as?
O tal vez sea más importante preguntarse si esos influencers a los que siguen influyen positiva o negativamente, porque esa sí es la cuestión. Y por eso te invito a reflexionarlo conmigo.
El fenómeno influencer en nuestros jóvenes
Youtubers, Instagramers y Tiktokers… crean contenido de diferente índole (y calidad) en la búsqueda de seguidores. Outfits con mucho rollazo, trucos para gamers, el último challenge de moda, contouring para principiantes, el smoothie más saludable, el restaurante más cuqui… Vídeos, fotos, frases inspiradoras, tutoriales, stories y directos que hacen que aumente el número de likes y de fans y, por ende, también sus ingresos.
La consecuencia de la imagen que proyectan los influencers es que los deseos de nuestros hijos e hijas de ser futbolistas o artistas hayan cambiado hacia otro tipo de famosos. Famosos que lo son únicamente por la repercusión que tiene su forma de vida (la que reflejan virtualmente) en las redes sociales. Como la niña que quiere dejar 5º curso para hacerse influencer en el último anuncio de Casa Tarradellas 🙂 :
Y ¿nos debería extrañar? Yo creo que no. No debería sorprendernos su creciente interés porque la cara que muestran en las redes sociales no es solo la cara amable. Es, además, la cara simpática, divertida, guapa, exitosa, viajera, lujosa… y esto, si no tienes la cabeza bien amueblada, no tienes información suficiente o eres adolescente, puede resultar una forma más que atractiva de ganarse las lentejas, o según la imagen que reflejan algun@s, más bien las angulas.
Es bastante habitual que a madres y padres, el término influencer, y más aún el mundo que lo rodea, nos dé pereza y si me apuras, hasta aversión. Sin embargo es fundamental estar informados y poder tratar en familia temas de su interés de su vida digital como lo hacemos con otros temas relacionados con su entorno físico.
A continuación, tres aspectos que te interesan conocer y te acercan a la conversación que quieres y debes tener con tus hij@s.
1. Influencers: ¿postureo o una forma de ganarse la vida?
Si, ganarse la vida. Porque, aunque a la mayoría de madres y padres no se nos pasa esto por la cabeza cuando repasas con ell@s la tabla periódica o cuando les dices “serás lo que quieras ser”, lo cierto es que el del llamado influencer marketing es un mercado que mueve mucho dinero, y cada vez más (por lo menos de momento).
Un mercado al alza
A nivel mundial, en el 2.019. se invirtieron 8.000 millones de dólares casi 2.000 más que el año anterior. En España esta tendencia de crecimiento se mantiene y se calcula que en este año 2020 el volumen de negocio asociado al marketing de influencers sea de 170 millones de euros.
En el mundillo publicitario hay quién valora más los perfiles de microinfluencers por aportar credibilidad y confianza a las marcas frente a los macroinfluencers que, sin embargo, otros, consideran mucha mejor inversión por el retorno obtenido. Sea como fuere parece ser que, por el momento, el marketing de influencers se consolida como como una opción publicitaria efectiva. Y en la tarta del mercado, los adolescentes son un buen y atractivo pedazo, de ahí los esfuerzos por captar su atención.
Una profesión no tan fácil ni tan divertida
Muchos niños y adolescentes tienen la impresión de que ser influencer es dedicarse a subir vídeos jugando a videojuegos de moda o fotos con diferentes modelitos y este es un trabajo fácil y divertido con el que se pueden hacer famosos y ganar dinero. Y sí, con suerte pueden hacerse famosos, pero ganar dinero, además de la suerte requiere de trabajo duro y mucha constancia, por no hablar de la exposición a la crueldad existente en las redes y a la pérdida de su intimidad, o incluso de su propia identidad. Es decir, fácil no, y divertido, intuyo que sólo a veces.
Una de las más importantes influencers del panorama español, la conocida Paula Gonu, con más de millón y medio de suscriptores en Youtube y más de dos millones de seguidores en Instagram confesó que el pasado mes de diciembre había ganado algo más de 13.600 euros con su canal de Youtube. Mucho dinero, ¿verdad? pero estamos hablando del status de una reducidísima minoría.
Tal vez tú no habías oído hablar de La Gonu como a tu hij@ no le sonará La Schiffer pero con esta analogía ya te imaginarás la conversación que conviene tener.
2. No es oro todo lo que reluce y en el mundo de los influencers a veces ni si quiera es dorado
Este es el segundo aspecto que desde que son bien pequeños, y ven a “mini youtubers” con millones de seguidores, podemos hablar con nuestr@s hij@s, adaptando el lenguaje a cada edad. Se trata de que vayan poco a poco desarrollando su pensamiento crítico en torno a lo que ven en Internet.
Y no hace falta entrar a hablar si la burbuja publicitaria creada en torno a los influencers les funciona o no a las marcas, esa es otra película, pero sí que sepan que:
- Detrás de lo que dice un influencer están anunciantes que les pagan. Conseguir likes y seguidores es fundamental para monetizar su presencia en las redes. Por lo tanto es bueno que se hagan/nos hagamos preguntas, si aquello que dice y hace es real o solo pretende gustar a su audiencia. Sus estilos, cómo hablan, cómo se visten y todo lo que representan. Tal vez son personas que actúan para sus followers pero que no son así en la vida real. Son actores de una película cuyo plató son las redes sociales.
- Es muy fácil hacer creer cosas que no son:
- En Internet se pueden comprar seguidores y/o interacciones en cualquier red social. Por aproximadamente 10 euros se pueden conseguir 10.000 nuevos seguidores, por 20 euros, 10.000 likes a una publicación o por 50 euros, 500 comentarios.
Conociendo estos datos seguro que no solo tienen otra perspectiva acerca de la influencia real que pueden tener las personas a las que siguen sino también pueden cuestionarse si quieren generar o no influencia ell@s mism@s en sus redes sociales y de qué forma.
3. ¿Hay influencers buenos e influencers malos?
Como en todas las profesiones diría yo. Son personas y como tal hay profesionales o papanatas; responsables o descerebradas; unas que tienen conocimiento y otras que no saben de lo que están hablando; las hay que invitan a hacer el bien y otras que no tienen idea buena.
Con el COVID-19 por ejemplo, ¿cuántos “consejos” de influencers que no son profesionales de la medicina o de la investigación se habrán dado en redes sociales? ¡Qué hartura! Pero es que el trabajo de los influencers es precisamente eso: influir, y cuando tienen miles, cientos de miles o millones de seguidores, y éstos son niños o adolescentes, los riesgos y peligros aumentan.
Por esto considero clave el tercer aspecto que te propongo en las conversaciones sobre influencers y que tiene que ver con entrar en la parte más personal del uso que hacen de sus redes sociales:
¿a quién sigue? ¿por qué? ¿qué le aporta?
(sutil por favor, que no parezca un interrogatorio).
Hablando con ell@s descubriremos que:
- tal vez ese al que sigue (al que tú consideras un mequetrefe malhablado pero que no se lo dices ¡bien!) no cree que sea un referente ni mucho menos pero “le hace gracia”.
- puede que con esa chica (que te parece extremadamente superficial pero no se lo comentas ¡bien!) no comparta ninguno de sus valores pero “le gustan sus estilismos”.
Muchas veces con una noticia o algo que vemos en redes o en blogs podemos darles pie a que nos hablen y así conocer un poco más de su vida digital. Es momento de escuchar. Es clave en nuestra labor de mediación parental supervisar la relación que tienen nuestros hijos con las personas (o personajes), que siguen en redes y qué influencia ejercen sobre ellos.
También es interesante que en nuestra conversación podamos incluir referentes que estén en redes y que, por su estilo de vida, sus valores, sus propósitos, sus logros… sean de su interés y estén alineados con nuestros valores familiares. Os dejo, voy a darle una vuelta a quiénes me influyen a mí y por qué. Auguro algo de limpieza en mis redes 🙂
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