Mediación Parental

Mediación parental

Mediación Parental

Mediación parental es un concepto habitual cuando hablamos de familia y tecnología. Pero, ¿a qué hace referencia y por qué es necesaria? ¿cómo podemos llevarla a cabo en nuestra familia? ¿qué medidas tenemos que adoptar para hacer una mediación parental adecuada? ¿Cuáles son los factores que debemos tener en cuenta? Y, ¿cuándo debemos, padres y madres, empezar con esa mediación?

¿Qué es la Mediación Parental?

La mediación parental es el conjunto de acciones que como padres debemos llevar a cabo para supervisar, acompañar y orientar a nuestros hijos e hijas en el uso seguro y saludable de la tecnología.

Como escuchamos frecuentemente parece inevitable que la tecnología ha venido para quedarse. Y debemos tenerlo en cuenta tanto si somos padres pro-tecnología, que queremos que nuestros hijos manejen tecnología con asiduidad, como si somos padres anti-tecnología, que tratamos de posponer todo lo posible la presencia de los dispositivos en sus vidas.

La realidad es que la tecnología y el acceso a Internet forman parte de nuestras vidas, y que están presentes cada vez en edades más tempranas. El uso de internet, de ordenadores, tablets y smartphones se ha convertido en una práctica mayoritaria entre los menores.

Aunque el término “nativos digitales”, tal y como se les denomina a los niños nacidos rodeados de tecnología, puede hacernos pensar que nuestros hijos están capacitados para manejarse con la tecnología, ese concepto solo hace referencia a sus facultades instrumentales. Utilizan los dispositivos con una gran destreza pero no tienen otras habilidades para hacer un uso seguro de los mismos, cuidar de su privacidad, proteger su identidad digital, valorar las consecuencias de sus acciones en la red…

Por todo esto se hace necesaria la mediación parental. Que desde las familias se lleve a cabo un acompañamiento de los menores para que sean capaces de enfrentarse a los riesgos de internet de forma responsable y favorecer así que incorporen de forma positiva la tecnología y se aprovechen de todas sus ventajas.

Un grupo de niños y niñas de entre 12 y 14 años están conversando animadamente sentados en el suelo mientras 4 de ellos tienen dispositivos digitales en sus manos
Han nacido rodeados de tecnología, nuestra mediación les permitirá hacer un uso seguro de ella.

¿Qué necesitamos saber para llevar a cabo la mediación parental en nuestra familia?

Para poder realizar una mediación parental de calidad no necesitamos ser expertos en informática, ni en dispositivos, ni en redes sociales. Esta mediación tiene que ver con conocer los gustos e intereses de nuestros hijos e hijas en cuanto a tecnología e Internet, la actividad que realizan o van a realizar en el medio virtual y los riesgos que, un mal uso, puede acarrear.

También es momento de aprender. Y lo siento por los que me decís frases del tipo “me dan mucha pereza las redes sociales”, “el mundo de los videojuegos no me va” o “la transformación digital me ha pillado muy mayor” pero es el momento de actuar y de reciclarse, y creedme, puede que hasta os guste 🙂

Es momento de quitarse la pereza, los miedos y los complejos e investigar sobre los riesgos y peligros de Internet, sobre cómo detectarlos y prevenirlos, sobre redes sociales y aplicaciones, sobre herramientas tecnológicas de control parental, sobre los videojuegos a los que sí puede jugar y los contenidos apropiados que sí pueden ver…

Podemos realizar una mediación parental activa, restrictiva o una combinación de ambas, esta última es mi recomendación.

Mediación parental activa

Se trata de acompañar a nuestros hijos en el aprendizaje progresivo del uso de la tecnología como lo hacemos en otras facetas de su educación. Como les enseñamos a coger los cubiertos y como les ayudamos con las sumas, con paciencia y con cariño. 

Interesarnos por lo que les interesa, preguntarles por cómo actúan en Internet, participar de sus actividades en la red… facilitando espacios de conversación en torno a la tecnología donde nuestra escucha sea abierta y sincera, sin juicios. De esta forma será más fácil, sobre todo en el caso de pre o de adolescentes, que nos escuchen cuando les hablemos de riesgos, que se abran a nuestras propuestas y que entiendan nuestras preocupaciones.

Mediación parental restrictiva

Nuestros hijos han de ir aprendiendo progresivamente a navegar con seguridad, sin nuestra compañía, y para ello es necesario establecer unos límites y normas. A medida que vayan adquiriendo destrezas y una mayor madurez digital estas normas pueden ir cambiando.

Además de las normas de uso que negociemos con ellos (tiempos, dispositivos, aplicaciones…), nos podemos ayudar de las herramientas tecnológicas de control parental existentes. Otras ideas son los buscadores infantiles cuando son pequeños, filtros de acceso a contenidos, control de descargas de aplicaciones, control de tiempos de aplicaciones, configuración de las funcionalidades de seguridad que ofrecen las redes sociales…

Es mejor que hables con ell@s sobre por qué es necesaria la instalación de estas herramientas de control. Que sepa que su instalación no es por falta de confianza en él o en ella, sino porque es importante para su seguridad, y que a medida que adquiera habilidades tecnológicas y sea capaz de autorregularse, estas restricciones podrán ir cambiando hacia una mayor autonomía.

¿Qué factores debemos tener en cuenta?

Es importante hacer un ejercicio de empatía con nuestros hijos. Debemos tener en cuenta tanto los aspectos psicoevolutivos propios de la etapa en la que se encuentran como la personalidad individual de cada uno de ell@s. Cada hij@ es diferente y necesitará diferentes tipos de actuaciones. Vosotros mejor que nadie conocéis sus puntos fuertes y débiles y conforme a ellos debemos establecer normas y límites, tener conversación en torno a unos temas u otros.

La adolescencia suele ser un período convulso durante la que, por su necesidad de independencia, puede ser más difícil para nosotros ejercer la mediación parental.

Pongámonos en su lugar y entendamos que, además de la montaña rusa hormonal que están pasando, viven un momento que nosotros no vivimos, una época en la que la tecnología es parte de su día a día, en la que lo virtual y lo físico es un mismo mundo, su mundo. Interesémonos por sus intereses en la red, hablemos con ellos, descubramos lo que les gusta y negociemos. Hagamos que, lejos de aumentar la brecha digital entre padres e hijos, la tecnología sea un vínculo que nos una más.

¿Cuándo empezar?

Ya. Ahora. Cuanto antes empecemos mejor. Podemos acompañarles y poner límites desde el primer juguete interactivo o videoconsola que tengan, desde el primer video que ven en YouTube Kids y desde el código de acceso que ponemos en nuestro móvil para que no lo puedan usar sin permiso. Si ese momento ya pasó y ya no juegan con juguetes interactivos sino que lo que quieren es su propio Smartphone, es hora de valorar si están preparados para esa responsabilidad, de establecer límites, de hacer un contrato para que hagan un buen uso del móvil, y sobre todo de hablar, hablar y hablar con ellos. Y recuerda: “empatía”. Conversar sin enjuiciar.

Lamento decirte que no existe la fórmula mágica para que puedas realizar una mediación parental que te ofrezca garantías de éxito. Pero sí te puedo asegurar que tu implicación te dará resultados positivos. Escuchar y dialogar, trasladar los valores familiares a la vida virtual, limitar y supervisar, reforzar su autoestima, ser buen ejemplo… facilitará que puedan hacer un uso seguro y responsable de Internet. La mediación parental, sin ninguna duda, es una labor necesaria que tenemos llevar a cabo las familias.

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