25 Mar Sexting en menores
El Sexting es uno de los numerosos anglicismos que nos encontramos de forma bastante frecuente en páginas especializadas sobre riesgos en la red. Y es que es una práctica que, aunque no es un problema en sí mismo, cada vez es más utilizada por los jóvenes, sobre todo entre menores, y en muchos casos desconocen las consecuencias que pueden llegar a derivarse.
¿Qué es el sexting?
El Sexting consiste en mandar fotos, videos y/o textos con contenido erótico o sexual mediante aplicaciones de mensajería, correo electrónico, redes sociales… Es una forma de exhibicionismo online. Visto así, en el mundo adulto no revertiría más inconveniente para la persona retratada que la difusión que puede llegar a tener esa imagen si se hace mal uso de ella. Pero, ¿cuando se trata de menores? Cada vez son más los jóvenes que hacen sexting o divulgan imágenes derivadas del sexting que llegan a su smartphone y en la mayoría de los casos desconocen las consecuencias que sus actos les pueden acarrear. Las principales plataformas donde se están registrando un mayor número de incidencias relacionadas con el sexting son Whatsapp, Instagram y Snapchat.
Sexting y adolescencia
Ayyyyy… la bonita adolescencia!! Como todos los que estáis leyendo este artículo habéis pasado por ella no quiero profundizar mucho pero sí refrescar alguna de las características implícitas en esta etapa:
- Confusión: ya no son niños pero la sociedad no los reconoce como adultos
- Búsqueda de su propia identidad: descubrimiento de sus valores
- Egocentrismo: proyección de sus propios sentimientos y reacciones sobre los demás
- Cambios corporales: alteración hormonal y posible merma en su autoestima
- Altibajos emocionales: periodos de confianza exacerbada versus inferioridad y desaliento
- Impulsividad: dificultad para reflexionar en las consecuencias
- Necesidad de independencia: toma de decisiones de forma autónoma
- Presión de grupo: establecimiento de nuevas relaciones entre iguales
- Despertar sexual: intensidad en sus sentimientos…
Y con este panorama…
Chico conoce a chica. Chica conoce chico. Se gustan. Se whatsapean. Pasan los días, las semanas. Se siguen whatsapeando. Hablan con sus amig@s del tema. Tontean. Amigos que “envalentonan”. Amigas que “aconsejan”. Se siguen whatsapeando… Y ZAS!! Foto subidita de tono que alguno de los dos manda.
Si queda aquí la cosa y el que lo recibe conoce los riesgos no hay problema, borrará la imagen y listo. Pero y ¿si alguna de las características que hemos nombrado antes “nubla” su lucidez y decide mandarla a sus amig@s para que sigan aconsejando qué hacer, y ya de paso, presumir un poco?
Riesgos y consecuencias del sexting
En el momento en el que esa foto o vídeo pasa a un móvil, ordenador o tableta de alguien que no era el destinatario, la persona que ha hecho el envío, además de probablemente arrepentida, está en serio riesgo ya que ha perdido el control de hasta dónde puede llegar su divulgación y su reputación puede resultar muy dañada.
Para el «protagonista» de la imagen…
Además de la pérdida de privacidad y el riesgo de verse deteriorada la imagen del adolescente pueden desencadenarse otras consecuencias, en mi opinión, de mucho mayor calibre:
- Que la imagen se use para chantajear a la víctima y obtener algún beneficio (económico, sexual, más contenidos comprometedores propios o de otros…) Este chantaje se conoce por el término de Sextorsion y puede ser ejercido por conocidos, antiguas parejas o personas desconocidas.
- Que ese contenido llegue a manos de adultos con malas intenciones y que se acerquen a los menores y establezcan lazos para conseguir más imágenes o incluso algún encuentro sexual directo. Esta práctica se denomina Grooming y supone un gran problema de integridad para los menores que pueden ser captados por pederastas.
- Que en las imágenes se puedan identificar elementos que ayuden a la localización del menor y que se sea objeto de acoso físico.
- Que por la “vergüenza” que siente el menor y la presión a la que se encuentra sometido sea incapaz de afrontar la situación o de pedir ayuda, pudiendo desarrollar alteraciones psicológicas (ansiedad, depresión…) en el momento en el que lo está viviendo, u otros trastornos emocionales que puedan repercutir en sus relaciones futuras.
- Que la imagen se difunda entre personas de su entorno y que el menor pueda ser víctima de de humillaciones y de acoso, dando lugar a situaciones de ciberbullying.
En cuanto al difusor o receptor de la imagen…
Las consecuencias de divulgar imágenes pueden estar relacionadas con delitos contra la intimidad, apropiación de material de carácter personal, o incluso de tenencia y difusión de pornografía infantil.
Cuando la posesión o el reenvío de las imágenes de un tercero es realizado por un menor (mayor de 14 y menor de 18 años) se aplica la Ley Orgánica 5/2000 o Ley del Menor y se atiende a lo establecido por el Código Penal. Las sanciones varían en función de la gravedad del acto: amonestación, asistencia a formaciones, servicios a la comunidad…
¿Por qué hacen sexting?
Cuando en las familias oímos noticias relacionadas con el sexting es bastante común que pensemos que con nuestros hij@s no vamos a tener este problema. ¿Cómo van a hacerse fotos o videos de carácter erótico o sexual? ¿Reenviar una foto de otr@ compañer@ en actitud comprometida? ¡Imposible! Pero lo cierto es que los datos recogidos en estudios sobre la práctica del sexting por los jóvenes cada vez son más alarmantes y hay varias razones que los pueden explicar:
- Falta de conciencia de su privacidad: cuando un menor realiza una foto o un video con contenido sexual no percibe inseguridad alguna ni valora las consecuencias. Se sorprenden cuando les decimos la importancia que tiene no facilitar datos personales en las redes por su seguridad (¡Eres una exagerada!) y de la misma manera pueden ponerse en situación de vulnerabilidad con una imagen íntima.
- Pertenencia al grupo: la relación con sus iguales es tan importante en esta etapa que muchas conductas que no nos parecen probables en nuestr@s hij@s pueden ser el resultado de su necesidad para encajar socialmente.
- Sexualización precoz de la infancia. ¿Tú también te has fijado en que parece que todo les pasa mucho antes de lo que pasaba en tu época? Y creo que en las niñas esto es más evidente.
- Exceso de confianza: esto en cambio creo que ha pasado siempre. Siendo adolescente, ¿qué te puede pasar? No son conscientes de los riesgos. Su amigo fulanito no va a reenviar esta foto, son súper amigos. Y con lo colado que está su novio por ella, ¿cómo va a reenviar esa imagen que es privada? es de ellos dos. Pero los amigos, también son adolescentes y no siempre piensan en las consecuencias, y los novios hay veces que salen rana.
- Sobrevaloración de su capacidad tecnológica. Creen que dominan las tecnologías y que pueden resolver cualquier incidencia relacionada con ellas pero no es así. Sobre todo porque si unimos la impulsividad propia de la edad con la inmediatez de las tecnologías, una vez enviado el mensaje del sexting es irreversible y el resultado impredecible.
Prevención del sexting
En mi opinión creo que es un tema de suficiente importancia como para tratar con nuestros hijos. Es cierto, hay temas más incómodos que otros para poner sobre la mesa. Sobre todo porque en nuestra cabeza no cabe que nuestra niña, a la que hasta hace nada estabas columpiando en el parque, pueda plantearse mandar una foto sugerente a alguien. Pero más incómodas son las posibles consecuencias, y por lo tanto toca comunicarnos.
Comparto esta «frigografía» (información de interés expuesta en el frigorífico) que tenemos en casa por si os sirve como documento de apoyo 🙂
Toca hablar con ellos de forma natural y razonada, preguntando si conocen algún caso o exponiendo nosotros alguno de actualidad, debatiendo sobre los riesgos… Generando la suficiente confianza para que nuestro hijo o hija nos dé su opinión y hagamos una reflexión común de las posibles consecuencias. Volver sobre la importancia de la privacidad, al respeto de la identidad propia y de los demás. Hacer hincapié en su poder individual para decir que NO a determinadas solicitudes con respeto, madurez y responsabilidad, y en el apoyo familiar para que recurran a nosotros ante cualquier incidencia.
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