25 Sep Crece el uso de aplicaciones educativas
La pandemia ha afectado a muchos aspectos de nuestro día a día y en las familias con hijxs en edad escolar uno de los más significativos ha sido el incremento del uso de aplicaciones educativas para llevar a cabo sus aprendizajes.
En ámbitos, como la industria, las comunicaciones o el ocio por ejemplo, el uso de tecnología es un hecho desde hace años. En educación ha tenido que ser la Covid-19 la que acelere la transformación digital de un sistema educativo que no terminaba de actualizarse a pesar de las recomendaciones de organismos educativos nacionales e internacionales.
Centros educativos que se suman al uso de tecnología educativa
Escuelas infantiles, colegios, institutos y universidades han regresado a su actividad. En algunos casos en modalidad on-line. En otros de forma semipresencial. Y en otros casos presencialmente pero con la necesidad presente de un Plan B ante la posibilidad de que, de forma puntual o continua, la enseñanza tenga que volver a realizarse a través de la red.
En este contexto cobra especial importancia el uso de herramientas digitales y de tecnología educativa. Según datos de Qustodio, plataforma que desarrolla soluciones de control parental, el uso de aplicaciones educativas se ha incrementado en España un 25% respecto al mes de septiembre del año anterior. Y se prevé que en este nuevo curso escolar haya un significativo aumento en la utilización de recursos digitales aplicados a la educación.
Las 10 aplicaciones educativas más usadas por lo menores
Un informe global publicado por MoEngage y Apptopia revela que, en el segundo trimestre de este año, mientras las descargas de aplicaciones de movilidad y viajes sufrieron un claro descenso, las aplicaciones educativas, obtuvieron un crecimiento del 34,1% en descargas y un incremento del 22,4% en usuarios.
Aplicaciones educativas para seguir las clases virtuales, para evaluar, para aprender matemáticas o idiomas… están entre las más descargadas:
Aplicaciones educativas: un mercado en crecimiento
Y esto no ha hecho más que empezar. El volumen del mercado mundial de tecnología educativa (EdTech) en el año 2019 se valoró en algo más de 65.000 millones de euros y según un estudio que ha publicado recientemente Grand View Research se espera que pueda superar los 245.000 millones para el año 2027.
Estas previsiones no son casuales ni han surgido a partir del impacto que ha tenido el coronavirus en nuestras vidas ni en la actividad educativa, es la evolución esperada de una sociedad digital.
La educación se está transformando y las herramientas tecnológicas se ponen al servicio de nuevas metodologías activas. Esto no va de usar tecnología porque sí. Se trata de implementar razonadamente la tecnología en metodologías orientadas a la personalización de los aprendizajes donde el alumnado es el protagonista y el docente su guía en el proceso. La clase invertida, el aprendizaje basado en proyectos, el estudio de casos o el aprendizaje cooperativo se pueden desarrollar de forma óptima gracias a las ventajas que ofrece el uso de la tecnología.
¿El objetivo? Favorecer la construcción del conocimiento de forma más significativa y motivadora para el alumnado.
Centros, docentes y familias conscientes
Y con este escenario es normal que cada vez más centros se sumen al uso de tecnología educativa y que cada vez más docentes y familias nos pongamos las pilas para desarrollar nuestra competencia digital.
Competencia digital docente
Algunos equipos directivos de centros educativos con los que hablo me dicen que sí cuentan con la infraestructura tecnológica, con la conectividad y en definitiva con los recursos materiales. Y confiesan que siguen “suspensos” o “necesitan mejorar” en competencias digitales y en el entrenamiento con tecnología educativa a llevar a cabo por el profesorado. La pandemia ha provocado que muchos docentes den el paso a esa actualización digital que necesitaban. Y para muchxs ha supuesto un gran esfuerzo no solo por el trabajo añadido a su carga habitual sino también por los miedos propios de la brecha digital existente.
Familias implicadas en la educación digital de sus hijos
También son muchas las familias que siendo conscientes de sus carencias en competencias digitales están tomando medidas para su mejora. Y es un gran paso porque no es tarea fácil. Tengo amigxs, madres y padres, “agnósticos digitales”, que me dan su parecer desde una perspectiva bastante catastrofista. Opiniones basadas en argumentos propios de series como Black Mirror. Como hay veces que la realidad supera la ficción podemos imaginar un mundo moderno distópico que desde luego fomenta sentimientos de tecno-paranoia.
Entiendo los miedos y en este blog hablo de los riesgos que implica el mal uso de la tecnología. Precisamente por eso creo que es necesaria, y aplaudo, la implicación de las familias. No solo en el conocimiento de los peligros, sino también en el trabajo que debemos hacer. Busquemos que nuestrxs hijxs desarrollen su pensamiento crítico y otras habilidades que les ayuden a desenvolverse saludablemente en su vida DIGITAL y también en la REAL. Mi opinión es que la tecnología educativa en la familia, bien utilizada, hace posible una transformación del tiempo de ocio en tiempo de aprendizaje, permitiendo que el móvil, el ordenador o la tablet sirva para aprender divirtiéndose.
Es claro que queda mucho por hacer. Considero que una incorporación efectiva de la tecnología en la educación, capaz de ofrecer valor en términos de innovación educativa, exige de una transformación en profundidad de la cultura de la escuela y del profesorado. Pero por algo se empieza. Y docentes, familias y centros se están adaptando a las necesidades digitales que precisa el alumnado para poder seguir con su actividad educativa, ya sea dentro o fuera del aula. Seguimos 🙂
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